Esta es la historia de una aventura que empezó por amor que implicó y sigue implicando muchos riesgos y constantes críticas, pero que ya le ha dado la vuelta al mundo, ha sido contada en inglés, italiano, español, portugués, francés...
Yo hablo de la idea de un visionario que pensó que la juventud tenía mucho que dar, lo único que necesitaban era un espacio para compartir y expresar, y así es como inició este camino por el que han pasado millones de personas de todas partes del mundo.
Son las Jornadas Mundiales de la Juventud, es un momento en el que jóvenes católicos de todo el mundo, convocados por el Papa, comparten y experimentan la alegría que surge del encuentro con una persona que cambia la vida, con Jesucristo.
Yo creo que el Papa Juan Pablo II nunca se imaginó que esta idea iba a llegar a tantos lugares y a tantas familias.
Las generaciones que asistieron a las primeras jornadas ya ahora son padres o madres de familia con hijos e hijas adolescentes o jóvenes adultos, y ahora estos jóvenes son los que asisten a las JMJ's.
¿Como un viaje puede transformar una vida?
Yo había escuchado decir: "es que la JMJ cambió mi vida", pero realmente no lo comprendía, hasta que experimenté estar ahí, no consiste en un momento específico en el que todo se aclara y uno se decide por un camino distinto, son una serie de pequeñas experiencias que llenan el corazón de gracias, alegrías y bendiciones que se hacen necesario compartir.
La alegría que he sentido en los últimos días por que algunas personas que conozco viajan a Rio, se junta con una cabanga terrible, pero no es por el hecho de que yo este aquí y ellos allá; si no más bien porque sé la cantidad de cosas alegres y que realmente son inexplicables que van a vivir.
No es simplemente ir a ver al Papa, es encontrarse con la universalidad de la Iglesia, con personas de Madagascar, China, Australia, Japón, México, España, Albania, Polonia, Rusia, Canadá, India, Israel, etc... y darse cuenta de que no somos diferentes, que compartimos una misma fe y sufrimos y reímos igual como jóvenes.

Ir y haced discípulos a todas las naciones, lema de esta JMJ; y desde ya todas las naciones estamos en sintonía por medio de redes sociales, t.v. hasta por whatsapp con los amigos que están allá, pero sobre todo con la oración. Sin necesidad de estar presente físicamente comparto la fe, el sentimiento y la certeza de que es una Iglesia viva llena del Espíritu Santo, con miles de errores humanos, por supuesto, pero que es la mano de Dios que la sostiene.
"el joven descubre en una JMJ que la Iglesia es una compañía de amigos que apoya el camino de la vida, una verdadera familia con dimensiones globales”.
Cardenal Rylko
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